"Papá, papá, los niños del cole no me dejan jugar a la pelota con ellos, porque dicen que soy una niña". "¿Sí?, pues se van a enterar éstos de lo que vale un peine". Esta es de las pocas explicaciones que se me ocurren ante la última perla política del día. La Comisión de Igualdad del Congreso ha aprobado eliminar los "juegos sexistas" y los "estereotipos" de los patios de los colegios. Vamos, que a partir de ahora los equipos de fútbol tendrán cinco niñas y cinco niños, y como sobra uno, niña también, por aquello de la discriminación positiva.
Ya saben lo que tienen que explicarle a sus hijos (e hijas, válgame Dios): "a ver Carlitos, hoy no puedes llevarte el balón, porque te toca la muñeca, que es martes". Cuando el crío ponga la misma cara de sorpresa que he puesto yo al leer la noticia, dígale que los que mandan están intentando implantar protocolos de actuación, que seguro que lo comprende, deja el balón en el suelo y se va con la Nancy tan contento.
Aunque hay que estar prevenidos. "Carlitos, cuando la profesora te pregunte que a qué estás jugando, dile que al corro de la patata y al corro del patato, no vaya a ser que te castigue, o te abra expediente disciplinario, a saber". Y es ahora cuando Carlitos pregunta: "mamá, pero entonces puedo entrar al cuarto de baño con las niñas, ¿no?". "No Carlitos, no puedes".
Y digo yo, si todos somos iguales, ¿por qué no?