miércoles, 13 de julio de 2011

Peligrosa costumbre

Estamos empezando a acostumbrarnos a ver imágenes de policías acosados por grupos de personas que pretenden impedir su actuación. Que impiden que ejerzan su trabajo que, por cierto, pagamos casi todos los españoles. La primera de estas recientes revueltas logró evitar que una familia fuera desalojada de su vivienda; ésto, incluso pareciéndome muy reprobable, puede tener aceptación por según qué sectores.

La segunda, la semana pasada en el barrio de Lavapiés, intentó evitar que los cuerpos de seguridad detuvieran a un hombre que se había colado en el Metro. Obviamente nadie duerme en el calabozo por semejante tontería. Lo que sucede es que el mozo en cuestión es extranjero, senegalés para más señas, lo que motivó los gritos de "ninguna persona es ilegal", cuando el arresto se estaba produciendo por no pagar el billete que paga todo el mundo que monta en Metro. También los parados, pero eso no importa si son de aquí.

Ahora bien, la última, también en Lavapiés y también protagonizada por un senegalés, roza lo esperpéntico: han intentado echar a la policía del barrio por querer detener a un presunto traficante de drogas. De nuevo gritos, de nuevo abucheos y consignas cuasi antediluvianas (ya podrían actualizar el repertorio) para hacer valer su superioridad numérica.

Pero claro, si un policía usa la fuerza para poder hacer su trabajo tendrá que pasar más tiempo detenido que el propio traficante. Para mear y no echar gota.

martes, 24 de mayo de 2011

Zoido I El Conquistador

No soy imparcial, lo sé. Ni falta que me hace. Y Juan Ignacio Zoido es alcalde de Sevilla porque no podía ser de otra forma. Ha hecho algo que pocas oposiciones hacen: unirse al enemigo. Me explico. Cinco años pateándose la ciudad, sí, pero haciendo innumerables paradas en los feudos inexpugnables del socialismo. No ha ido a Alcosa a hacerse la foto, ni a la Macarena, a Bellavista o a Torreblanca. Ha ido a demostrar la que considero es su principal virtud: la empatía.

La diferencia es sustancial. Con la humildad que le caracteriza ha dejado de lado el veni vidi vici populista; el atril para vociferar consignas; la vulgar promesa electoralista. Ha hablado a pie de calle, ha escuchado a pie de calle y ha trabajado a pie de calle. Y el tiempo le ha dado la razón después de conquistar los bastiones de Monteseirín.

Muchos han dramatizado con que se encuentra con un ayuntamiento esquilmado, y que no dispondrá de un duro para hacer todo lo que debe. Pero para él esto es un reto, y será cuando veamos de qué pasta está hecho el magistrado. Te esperamos como agua de mayo, alcalde.

lunes, 4 de abril de 2011

Sálvese quien pueda

Como moscas. Así van a ir cayendo los históricos del PSOE. Hoy ha sido el turno de Luis Pizarro, el que fuera durante gran parte de su trayectoria política el cocinero del aparato en la calle San Vicente, y hasta ayer consejero de Gobernación y Justicia. Supongo que ha hecho lo que era justo.

Eso sí, a los pocos minutos, los motivos. Por discrepancias, dicen. Agradecimiento póstumo tras la puñalada de su otrora amigo Chaves y palmadita en la espalda. Y la nueva hornada alerta: unos porque saben que estos movimientos harán que ellos quepan en la foto. Otros porque son conscientes de que hay que empezar de cero borrando del mapa todo aquello que huela a rancio. A la llamada vieja guardia. Neosocialismo en estado puro.
Y en Madrid, tres cuartos de lo mismo. Rubalcaba va a dar los últimos coletazos gracias a la ¿complicidad? de Carme Chacón. Felina que acecha con sonrisa displicente sabedora de que su condescendiente paciencia dará sus frutos en cuestión de meses. Quizá menos de lo que se espera. En el resto de España suenan como adalides del futuro partido aquellos que han sabido estar lo suficientemente cerca del presidente como para ser vistos sin que les haya salpicado la mierda como a las comparsas que han ejercido de sombra de ZP. No les ha temblado el pulso a la hora de sacar los pies del plato. 

Los Pachi López, Fernández Vara, Tomás Gómez y demás afectos a la ministra de Defensa saben que es su turno. Mientras tanto, Zapatero come palomitas desde la tribuna expectante por ver quién sobrevive a la guerra de sucesión. No, si al final se irá con una sonrisa en la cara.

viernes, 4 de marzo de 2011

José Luis I, El Censor

Prohibido prohibir gritaban mientras corrían delante de los grises. Me pregunto dónde están ahora esos que anhelaban libertad para hacer y deshacer a su antojo. Espero que no fumen, no coman hamburguesas ni bollos, no vayan a los toros, no tomen pescao frito en los chiringuitos de las playas, no tengan a sus hijos en colegios con crucifijos y no pasen de 110 kilómetros por hora en carretera. Me cuesta creer que se hayan metido el rabo entre las piernas de forma tan vehemente.

Como también me resisto a pensar que los leales a ZP crean a pies juntillas los postulados de su todavía líder. No tiene ni pies ni cabeza. A los españoles no les preocupa ahorrar un diez por ciento de combustible; quieren un trabajo con el que poder pagar ese combustible. A los españoles no les molesta que haya chiringuitos en primera línea de playa; quieren un trabajo con el que poder ir a comer a ese chiringuito. A los españoles no les incomoda que sus hijos asistan a clases en las que hay un crucifijo; quieren que sus hijos estudien en libertad y encuentren un buen trabajo, para poder decidir libremente si se comen o no una hamburguesa.

No sé si será la frustración de saberse desahuciado lo que está llevando a este imbécil a sorprendernos cada semana con una tropelía nueva. Lo que sí sé es que su rival tiene la posibilidad de, sin hacer nada, llevarse de calle al electorado. Y desgraciadamente eso también dice mucho de nosotros. 

martes, 18 de enero de 2011

Qué le dice un andaluz a otro andaluz

Pues ni idea, porque para saberlo me harían falta dos millones de pesetas, y que además me los pagasen ustedes de su bolsillo, para poder oír lo que el andaluz del PSC le dice al andaluz del PSOE. Porque el charnego habla catalán, y le tiene tirria al castellano. Traducción simultánea dicen. Un capricho más. O una bajada más de pantalones. Pero volvemos a lo de siempre, al ya manido de perdidos al río, a agarrarse a un clavo ardiendo. Total, el PP lo derogará tal y como entre por la puerta Mariano. O no.

Hemos aflojado un poco el cinturón; total, son 350.000 euros al año. Con eso no da ni para comprar un piso de ministro vitalicio. La imagen es esperpéntica: el pleno del Senado escuchando cariacontecido a sus colegas nacionalistas, con el pinganillo de rigor (de rigor y de 4.500 euros), mientras que ni el propio presidente de la Cámara, hombre rencoroso pero cabal, se lo termina de creer.

Esta Torre de Babel que han plantado en medio de nuestra querida España sinárquica, y que estamos pagando todos (y todas, Bibiana, y todas), no ha trascendido ni trascenderá lo suficiente. Porque aquí parece que nada más que afecta lo que golpea en la cartera a corto plazo, y hablar de medio o largo es como mentar la bicha. Es solo -se me hace raro verlo sin tilde- una gota más. Lo preocupante es que el vaso parece  no desbordarse nunca.

lunes, 17 de enero de 2011

Las bicicletas no son para el domingo

No me malinterpreten. Lo son, de acuerdo, pero no a costa de paralizar una ciudad por capricho de un pseudodirigente. La fotografía de la Ronda Histórica cortada al tráfico, casi desierta, con cuatro gatos montando en bici y tres críos patinando no justifica que todos los meses haya que cerrar (más aún si cabe) el acceso a zonas céntricas de la ciudad con esta nueva excusa demagógica que han bautizado como Ciclovida.

Sevilla no es Amsterdam, le pese a quien le pese, y a día de hoy cuenta con una amplia red de carriles bici que, no me negarán, va bastante ligero de usuarios. Además, tenemos unos fantásticos y frondosos parques lo bastante amplios como para que el personal monte en bicicleta, patine o corra junto a su perro (y perra, Bibiana, y perra).

Viendo la cara de satisfacción del camarada Torrijos no me queda otra que pensar que todo este tinglado lo organiza a sabiendas de que no cuenta con el apoyo suficiente del pueblo llano. Pero, henchido de ego, parece decirse a sí mismo “en mi cortijo mando yo”. Eso sí, la foto sonriendo que no falte, aunque los de Izquierda Unida decidieran ir andando, que cansa menos.