viernes, 4 de marzo de 2011

José Luis I, El Censor

Prohibido prohibir gritaban mientras corrían delante de los grises. Me pregunto dónde están ahora esos que anhelaban libertad para hacer y deshacer a su antojo. Espero que no fumen, no coman hamburguesas ni bollos, no vayan a los toros, no tomen pescao frito en los chiringuitos de las playas, no tengan a sus hijos en colegios con crucifijos y no pasen de 110 kilómetros por hora en carretera. Me cuesta creer que se hayan metido el rabo entre las piernas de forma tan vehemente.

Como también me resisto a pensar que los leales a ZP crean a pies juntillas los postulados de su todavía líder. No tiene ni pies ni cabeza. A los españoles no les preocupa ahorrar un diez por ciento de combustible; quieren un trabajo con el que poder pagar ese combustible. A los españoles no les molesta que haya chiringuitos en primera línea de playa; quieren un trabajo con el que poder ir a comer a ese chiringuito. A los españoles no les incomoda que sus hijos asistan a clases en las que hay un crucifijo; quieren que sus hijos estudien en libertad y encuentren un buen trabajo, para poder decidir libremente si se comen o no una hamburguesa.

No sé si será la frustración de saberse desahuciado lo que está llevando a este imbécil a sorprendernos cada semana con una tropelía nueva. Lo que sí sé es que su rival tiene la posibilidad de, sin hacer nada, llevarse de calle al electorado. Y desgraciadamente eso también dice mucho de nosotros.