martes, 18 de enero de 2011

Qué le dice un andaluz a otro andaluz

Pues ni idea, porque para saberlo me harían falta dos millones de pesetas, y que además me los pagasen ustedes de su bolsillo, para poder oír lo que el andaluz del PSC le dice al andaluz del PSOE. Porque el charnego habla catalán, y le tiene tirria al castellano. Traducción simultánea dicen. Un capricho más. O una bajada más de pantalones. Pero volvemos a lo de siempre, al ya manido de perdidos al río, a agarrarse a un clavo ardiendo. Total, el PP lo derogará tal y como entre por la puerta Mariano. O no.

Hemos aflojado un poco el cinturón; total, son 350.000 euros al año. Con eso no da ni para comprar un piso de ministro vitalicio. La imagen es esperpéntica: el pleno del Senado escuchando cariacontecido a sus colegas nacionalistas, con el pinganillo de rigor (de rigor y de 4.500 euros), mientras que ni el propio presidente de la Cámara, hombre rencoroso pero cabal, se lo termina de creer.

Esta Torre de Babel que han plantado en medio de nuestra querida España sinárquica, y que estamos pagando todos (y todas, Bibiana, y todas), no ha trascendido ni trascenderá lo suficiente. Porque aquí parece que nada más que afecta lo que golpea en la cartera a corto plazo, y hablar de medio o largo es como mentar la bicha. Es solo -se me hace raro verlo sin tilde- una gota más. Lo preocupante es que el vaso parece  no desbordarse nunca.

lunes, 17 de enero de 2011

Las bicicletas no son para el domingo

No me malinterpreten. Lo son, de acuerdo, pero no a costa de paralizar una ciudad por capricho de un pseudodirigente. La fotografía de la Ronda Histórica cortada al tráfico, casi desierta, con cuatro gatos montando en bici y tres críos patinando no justifica que todos los meses haya que cerrar (más aún si cabe) el acceso a zonas céntricas de la ciudad con esta nueva excusa demagógica que han bautizado como Ciclovida.

Sevilla no es Amsterdam, le pese a quien le pese, y a día de hoy cuenta con una amplia red de carriles bici que, no me negarán, va bastante ligero de usuarios. Además, tenemos unos fantásticos y frondosos parques lo bastante amplios como para que el personal monte en bicicleta, patine o corra junto a su perro (y perra, Bibiana, y perra).

Viendo la cara de satisfacción del camarada Torrijos no me queda otra que pensar que todo este tinglado lo organiza a sabiendas de que no cuenta con el apoyo suficiente del pueblo llano. Pero, henchido de ego, parece decirse a sí mismo “en mi cortijo mando yo”. Eso sí, la foto sonriendo que no falte, aunque los de Izquierda Unida decidieran ir andando, que cansa menos.