lunes, 4 de abril de 2011

Sálvese quien pueda

Como moscas. Así van a ir cayendo los históricos del PSOE. Hoy ha sido el turno de Luis Pizarro, el que fuera durante gran parte de su trayectoria política el cocinero del aparato en la calle San Vicente, y hasta ayer consejero de Gobernación y Justicia. Supongo que ha hecho lo que era justo.

Eso sí, a los pocos minutos, los motivos. Por discrepancias, dicen. Agradecimiento póstumo tras la puñalada de su otrora amigo Chaves y palmadita en la espalda. Y la nueva hornada alerta: unos porque saben que estos movimientos harán que ellos quepan en la foto. Otros porque son conscientes de que hay que empezar de cero borrando del mapa todo aquello que huela a rancio. A la llamada vieja guardia. Neosocialismo en estado puro.
Y en Madrid, tres cuartos de lo mismo. Rubalcaba va a dar los últimos coletazos gracias a la ¿complicidad? de Carme Chacón. Felina que acecha con sonrisa displicente sabedora de que su condescendiente paciencia dará sus frutos en cuestión de meses. Quizá menos de lo que se espera. En el resto de España suenan como adalides del futuro partido aquellos que han sabido estar lo suficientemente cerca del presidente como para ser vistos sin que les haya salpicado la mierda como a las comparsas que han ejercido de sombra de ZP. No les ha temblado el pulso a la hora de sacar los pies del plato. 

Los Pachi López, Fernández Vara, Tomás Gómez y demás afectos a la ministra de Defensa saben que es su turno. Mientras tanto, Zapatero come palomitas desde la tribuna expectante por ver quién sobrevive a la guerra de sucesión. No, si al final se irá con una sonrisa en la cara.