miércoles, 20 de noviembre de 2013

Amigo sindicalista

Amigo sindicalista: te entiendo perfectamente. Lo creas o no, te comprendo. Creo que podría afirmar casi con rotundidad que a todos nos gusta lo bueno, llámese langostino de Sanlúcar, llámese viaje al Caribe. Pasarse todo el año metido entre cuatro paredes, rodeado de pancartas y comiendo diariamente el triste menú del bar de la esquina agota a cualquiera. Aburre. ¿Y qué hacemos contra el aburrimiento? Pues una fiesta, digo yo. Con su karaoke y todo. Hasta aquí todo correcto, salvo una cosa: eres un maldito hipócrita. Aunque me atrevería a decir que más que hipócrita eres un acomplejado. Llevas toda la vida criticando algo que anhelas, que deseas, pero que tus extrañas convicciones políticas y morales te impiden admitir. Te gusta el lujo, como a todos, pero se te llena la boca (siempre que te quede hueco entre langostino y langostino) acusando a los que admiten esto con naturalidad, a los que se parten los cuernos trabajando y ahorrando para poder hacer aquello por lo que tú rápidamente pones la etiqueta de amigo de la derecha más recalcitrante, de señorito andaluz que va a caballo mirando por encima del hombro, de consumista. Pero tú haces lo mismo con el dinero de los demás. Todo para el pueblo pero que invite el pueblo, que yo no pago. Porque si paga otro, traiga usted al centro veinte raciones de gambas y ya hablamos luego de la factura. Pero claro, la gente, aún estando agotada, no es tonta, y parece que por fin empieza a darse cuenta de la pasta de la que estáis hechos. Pasta del bolsillo de los contribuyentes, por supuesto, que la vuestra es sagrada. Cuando ha hecho falta que os pongáis al lado de los funcionarios a los que han recortado sus sueldos habéis agachado la cabeza, y la respuesta ha sido rotunda: ya no confían en vosotros. ¿Quién sigue haciéndolo? Pues los paniaguados que montáis en autobuses con el bocadillo, que supongo que serán los mismos a los que invitáis a langostinos con el dinero de los cursos de formación para parados. Sí, ¿os suena? Parados, los que no tienen trabajo. Ya os tocará, ya.

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