domingo, 5 de agosto de 2012

El olímpico resentido

El título del post es para situar en espacio y tiempo al protagonista, pero mi idea inicial era la de encabezar este texto con algún insulto. Soy de la opinión, muy criticada (lo sé), de que las pequeñas y banales alegrías ayudan a despejar la mente cuando realmente es necesario. Cuando hay preocupaciones de importancia. En un país que se está yendo a pique, son muchos los que viven, vivimos, de forma especial, los logros deportivos de carácter nacional. Pan y circo, sí, y qué? Leo esta mañana las declaraciones de un tal Fábregas, jugador de la selección española de Hockey concentrada en Londres. El fulano dice que está con España porque no puede estar con Cataluña. Esto, querido amigo, está fuera de lugar; por mucho que haya que respetar las opiniones de todo el mundo. El tío lleva diez años en la selección, que ha sido la que le ha dado a conocerse, en gran medida, a nivel internacional dentro de su disciplina. Y yo me pregunto: no pueden (y deben) la Federación Española de Hockey y el Comité Olímpico Español llamar al orden a este cretino y pedirle que guarde sus manifestaciones nacionalistas y sus intenciones anticonstitucionales para cuando no lleve puesto el uniforme (espantoso sí, pero uniforme) de su país? Alguien se imagina algo similar, por ejemplo, en Estados Unidos? Qué lástima de país de acomplejados...

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